Trump, entre lo asombroso y surrealista

Washington, (Prensa Latina) Todo se reduce hoy aquí en los medios a Donald Trump, inevitablemente; parece hasta surrealista, el expresidente de Estados Unidos logró que las acusaciones sin precedentes a una persona de semejante investidura ahora parezcan rutinarias.


El diario The New York Times publicó un artículo no hace mucho, en el cual alertó que nunca antes un expresidente enfrentó un número tan grande de acusaciones, investigaciones y juicios pendientes.


Sin embargo, lo más asombroso es que, pese a esta cuarta acusación contra Trump, que lo señala como alma de una supuesta conspiración de múltiples niveles para robarle los votos electorales de Georgia en 2020 a su legítimo ganador, Joe Biden, en 17 meses el magnate podría estar jurando otra vez el cargo.

Las opiniones son diversas y el panorama legal es cada vez más complicado, pero Trump sigue siendo el candidato favorito a la nominación republicana para las elecciones de 2024 y anticipan expertos que tendría posibilidades de convertirse en el presidente 47.


El exmandatario (2017-2021) fue acusado junto a otras 18 personas en Georgia (sureste) por una presunta trama -que asocian a una de tipo de organización criminal- para revertir los resultados electorales en ese estado indeciso.


Con los cargos en esta investigación estatal, se eleva a 91 el número total de cargos penales que enfrenta Trump en cuatro casos separados en lo que va de año.


Es una colisión ya histórica entre el ahora extremo atolladero legal de Trump y las elecciones de 2024 en las que es el favorito para la candidatura del Partido Republicano, advirtió  la cadena CNN.


La imputación deja claro que en el mismo saco entran Trump y los otros que se negaron a aceptar que el entonces ocupante del Despacho Oval perdió «y se unieron a sabiendas y deliberadamente a una conspiración para cambiar ilegalmente el resultado de las elecciones».


Esta acusación de 98 páginas incluye 41 cargos que trazan con sorprendente detalle, a juicio del medio de prensa, una supuesta maquinación para presionar a funcionarios locales y hacer declaraciones falsas sobre fraude electoral, entre otros temas.


La fiscal de distrito del condado de Fulton, Fani Willis, nombró uno a uno a los implicados al explicar los términos de la acusación, anunciada apenas dos semanas después de que el fiscal especial del Departamento de Justicia, Jack Smith, lo señalara de conspirar para anular los resultados de los comicios de noviembre de 2020.


A través de su red Truth Social, Trump calificó a la fiscal de «falsa» y volvió a insistir en su retórica infundada de que «aquellos que armaron y robaron las elecciones fueron los que hicieron la manipulación y son los babosos que deben ser procesados».


La fiscal demócrata inició su pesquisa a principios de 2021 y de acuerdo con los pasos de la indagación el exgobernante intentó presionar a funcionarios de Georgia para que interfirieran en el recuento de votos mediante un plan de «electores falsos».


El Times sacó a la luz recientemente el contenido de un memorando con nuevos elementos sobre cómo la campaña de Trump planificó subvertir el proceso del Colegio Electoral e instalar falsos electores republicanos en varios estados.


De momento, la investigación contra el expresidente en Georgia está tomando un rumbo que no le gusta a sus abogados debido a que nuevos testigos rendirán testimonio y el exmandatario podría enfrentar cargos que usualmente enfrentan cabecillas del crimen organizado, apuntó el diario La Opinión.


La nueva acusación formal publicada la noche del lunes, exige que Trump y los coacusados, incluido su exabogado Rudy Giuliani, se entreguen a las autoridades de Georgia antes del mediodía del viernes 25 de agosto.


Pese a la desbordante situación legal, Trump niega haber actuado mal, reitera sus infundios sobre las elecciones, amenaza con que volverá a la Casa Blanca y dice que sobre él existe una cacería de brujas por motivaciones políticas.


Así que, por surrealista y asombroso que parezca, en enero de 2025 Trump podría ser quien levante su mano derecha par jurar preservar, proteger y defender la Constitución que, según las acusaciones, intentó destruir.